Infierno en Praga (II)

HHhHEntusiasmo, audacia y esfuerzo continuado parecen ser ingredientes imprescindibles de la tarea creativa, en cualquier ámbito de la actividad humana. Me imagino la cara de asombro de los editores cuando llegó a sus manos el manuscrito de HHhH : «¿pero esto qué es lo que es?» ¡Vaya pasmo! Después, el éxito y la consideración como escritor del momento, entre la flor y nata de la intelectualidá francesa. Premio Goncourt 2010, traducciones, ventas… y hasta la invitación a participar en la campaña presidencial de Hollande (hecho que ha relatado en su última entrega: Rien ne se passe comme prevú).

Laurent BinetPero el antes de Laurent Binet está marcado por diez años de lucha por construir un texto sumamente original y conseguir el relato de su vida: contar una pasión obsesiva, hacerle justicia a los héroes de la «Operación Antropoide», conjurar el temor al Goliat nazi y declararle amor incondicional a su ciudad, Praga (algo tan absolutamente extraordinario en un parisino). Esfuerzo, audacia y entusiasmo dieron fruto. He leído esta obra -¿ensayo, crónica, novela?- contagiado por el nervio de su escritura. Me ha hecho pensar, me ha ofrecido mucha información que desconocía, he polemizado con ella y, sobre todo, he participado de su admiración por unos héroes que formaron parte de esos tan pocos a los que tanto uno debe.

La memoria de los héroes

Es mayo de 1942. Reinhard Heydrich se encuentra en la cúspide de su vertiginoso ascenso entre el alto escalafón nazi. Ha puesto orden en el protectorado checo y reducido casi a la inexistencia cualquier atisbo de rebelión. Hay rumores de que pronto será enviado a París. Todo el complejo entramado de los servicios de seguridad del Reich pende casi exclusivamente de sus manos. Acaba de exponer, hace unos meses, su eficaz plan para la «Solución definitiva» del problema judío, que provoca el asombro del mismísimo Fürher. ¿Quién puede entonces predecir tan repentino final?

La mañana del día 27, el Mercedes descapotable en el que Heydrich se traslada cada día desde su residencia en Panenské Brezany  hasta el  Castillo Hradcany, sufre un atentado. Seguro de sí mismo hasta la arrogancia, ha cometido un error mortal: hace siempre el mismo recorrido, sin escolta, acompañado únicamente por su chófer Klein. El Protector queda malherido aunque parece fuera de toda gravedad. Sin embargo, a los pocos días una infección generalizada acaba con la vida de la «bestia rubia». La resistencia checa seguía viva y acababa de asestar un golpe terrible a la prepotencia nazi. Hitler no daba crédito y exigía una respuesta rápida. Las represalias por el atentado no se hicieron esperar: registros, detenciones, fusilamientos…  El Descapotable de Heydrich tras el atentado (Commons Media)acontecimiento más trágico de aquella explosión de cólera quedaría grabado para siempre en la memoria de los horrores: todo un pueblo, Lidice, es aniquilado, pues se sospecha que ha colaborado con los «terroristas». Sus habitantes varones son fusilados, a las mujeres y los niños se los envía a campos de concentración donde perecerán casi todos; las casas se derruyen, los soldados alemanes esparcen sal, mientras las apisonadoras borran cualquier rastro de aquella población.

Jozef Gabčík y Jan Kubiš, un eslovaco y un checo, son los dos protagonistas de esta historia. Después de unirse a la resistencia, vivirán peripecias similares hasta llegar a Inglaterra. Allí, tras un período de formación, se les encomendará llevar a cabo esta misión suicida. Binet ha perfilado el retrato de dos personajes que, junto a la convicción y el valor, nos permiten atisbar su humanidad cercana. No son extraterrestres, ni semidioses: sencillamente saben que hay razones por las que merece la pena jugarse la vida y es esa fe la que les confiere firmeza para acometer un plan que encontrará oposición incluso entre los suyos. Pero tampoco están solos. La exhaustiva investigación del autor ha permitido rescatar del olvido toda una galería de héroes menores, anónimos, que lo arriesgaron todo por enfrentarse a la tiranía.

Jan_Kubis_y_Josef_Gabcik

Un reto cargado de dificultades: reconstruir el pasado

El libro de Binet podría haberse «limitado» a ofrecernos la crónica ordenada de unos hechos, que conoce hasta en los más nimios detalles que la documentación existente ha permitido conservar. No hubiera sido poca cosa. Pero, sin renunciar a este primer objetivo, ha querido ir más allá: se presenta al lector, simultáneamente, el relato del relato. Como ocurre en algunos edificios contemporáneos, las entretelas estructurales quedan a la vista o, como señala el propio autor, el libro contiene su propio making off.  Es precisamente en este punto donde HHhH muestra una muy original perspectiva.

Tal repliegue sobre el propio proceso creativo abre las puertas a pasajes de corte ensayístico y autobiográfico: vivimos desde dentro una lucha a brazo partido. La búsqueda, los hallazgos repentinos, la multiplicación casi infinita de ramificaciones que pueden hacer fracasar el proyecto, la revisión de otras versiones, las dudas y los desalientos se convierten en una apasionante trama secundaria. De una forma sencilla, directa y accesible, Binet aborda una de las cuestiones que más ha preocupado en las últimas décadas a la Historiografía. Dicho un tanto abruptamente: ¿existe un método propio del quehacer histórico que lo distinga de las narraciones ficcionales?

Quien lea este libro encontrará algunas respuestas. Desde luego no se trata de una compleja elaboración teórica y la solución al dilema no es, no puede serlo, ni unívoca, ni definitiva. Las fronteras no son rígidas y el lector atento descubrirá contradicciones y momentos de vacilación. Sin embargo, de forma natural, la propia factura del relato revela la piedra de toque a la que debe responder todo historiador: el recurso al documento contrastado. Ese es su límite pero, sin duda, también su fuerza. Binet se resiste a crear diálogos, huye de lucubrar situaciones verosímiles, descarta posibilidades que son únicamente eso: posibilidades. Al hacerlo, recobra la importancia de lo factual como materia prima de la Historia, que no es solo documento pero que ha de partir necesariamente de este. Es una pena que, del mismo modo, no subraye el potencial cognitivo propio de lo literario. Sin embargo, cuando quiere proyectar la emoción trepidante de las escenas, cuando se adentra en las impresiones y reacciones de sus personajes, cuando pretende trasladar vívidamente al lector hasta el mismo escenario de los acontecimientos no le queda más remedio que acudir a la alquimia de la narración literaria.

El éxito arrollador del libro está más que justificado. No obstante no han faltado voces críticas ante los excesos del elogio. Ciertamente, la aproximación histórica adolece, en mi opinión, de una grave fisura en su mismo origen. El autor renuncia explícitamente a intentar cualquier acercamiento comprensivo de los personajes ubicados en el bando de «los malos». Se abordan las raíces de su ideología, se introducen notas interesantes sobre el contexto histórico y social, se analiza incluso el desarrollo biográfico de algunos de ellos (particularmente Heydrich). Pero siempre desde una perspectiva decididamente enfrentada. Junto a ello, la narración a veces parece extraviarse y decae la tensión.

Con todo, Binet nos lega un texto rico y original. Un libro singularmente oportuno en esta Europa amodorrada y aturdida, desconcertada ante una crisis cuyo trasfondo deliberadamente obvia. Hoy como ayer necesitamos héroes, humanos, de carne y hueso, capaces de apostar al todo o nada, cuando lo que está en juego amenaza la misma humanidad.

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