En el centenario de Paz

LOS LABERINTOS DE LA IDENTIDAD*

Cien años de Octavio Paz, ¿quién lo diría? Abro cualquiera de sus páginas de ensayo y crítica, de reflexión abierta y compartida: parece que fueron escritas ayer mismo. Esa es la condición más propia de un clásico, su actualidad perenne. Creo honestamente que el nobel mexicano alcanzó con su prosa ensayística, deslumbrante y diáfana a un tiempo, tal categoría. En estos meses, han sido muchos los actos conmemorativos, congresos, artículos y semblanzas que le han rendido homenaje. Su figura lo merece, por muchos motivos. Entre tanta voz ilustre, autorizada, con gran conocimiento de su obra y pensamiento, estas líneas solo pretenden ser una invitación sencilla a recorrer algo de tan vasto legado.

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Foto extraída de Palabras a Flor de Piel

Nacido en 1914, la biografía de Paz atraviesa el convulso siglo XX prácticamente de comienzo a fin. El monumental escenario del mundo sirvió a esa mirada escrutadora de ojos claros, bajo aquella amplia frente siempre activa, un cúmulo trepidante de acontecimientos. Mexicano universal, tan atento como inquieto, nunca renunció al asombro, se empapó de realidad, implicándose en el presente sin olvidar jamás las lecciones del pasado.

En los primeros años, como buena parte de su generación, vivió las esperanzas abiertas por las revoluciones: en México y en Europa. De aquel entusiasmo le quedó la convicción profunda del poder creativo de la palabra, la certeza de que el artista y el intelectual cumplen unatlatelolco2 función esencial, transformadora, en el mundo. De la evolución que fueron adquiriendo los sucesos, derivó su defensa enconada de la libertad frente a los totalitarismos: libertad de conciencia y de pensamiento, libertad de acción, libertad bajo palabra. Cuando el dogmatismo comunista reinaba entre la intelectualidad europea e iberoamericana, Paz tuvo el valor y la honestidad de denunciar sus excesos y apartarse de la corrección política. Para el recuerdo quedó, igualmente, el gesto de solidaridad con los estudiantes, tras la matanza de Tlatelolco: renunció a su puesto de embajador en la India y se situó frente a un régimen que no perdonaba deslealtades.

Después, en los setenta, vendría la creación de dos revistas culturales que cumplirían un papel destacadísimo en todo el mundo hispánico: un espacio de verdadero diálogo y sana confrontación, de generación y difusión de ideas. Como ha señalado Vargas Llosa, al referirse a Plural y Vuelta:

se trataba de publicaciones muy abiertas, donde todos los matices políticos encontraban expresión. La función que tuvieron esas dos revistas fue importantísima para la literatura latinoamericana, quizás debo decir, para la literatura en español.

A cada paso de su trayectoria vital, estrechamente ligados a ella, los libros. Los que con él dialogan y los que fue componiendo a golpe de reflexión, erudición viva e intuición. Transitar sus escritos es encontrarse con un pensamiento en perpetuo movimiento donde, a través de una asombrosa armonía, se combina la atención a la realidad más próxima y cambiante, con el interés por aquello que trasciende lo particular: la constante búsqueda de verdad humana.

El laberinto de la soledadLa indagación por la propia identidad atraviesa ensayos y poemas. Desde El laberinto de la soledad, Paz nos descubre que toda identidad nace del mestizaje. Se trata de un hecho particularmente visible, no exento de traumatismos, en aquellas latitudes que han experimentado procesos de colonización; sin embargo, su proyección va más allá de tales experiencias históricas, aunque ese sea su punto de partida. La cultura es diálogo, se hace de encuentros y desencuentros, ganancias y pérdidas. A través de ella se construye todo proceso identitario, personal y colectivo, que nunca está acabado ni definitivamente resuelto. En sus ensayos de crítica, aborda desde esta concepción dialógica la lectura. Los hijos del limo traza un fenomenal recorrido por toda la poesía contemporánea, desde el romanticismo. En su estudio sobre la escritora novohispana, Sor Juana o las trampas de la fe, nos muestra cómo análisis literario y estudio histórico pueden convertirse en una empresa apasionante.

Con enorme coherencia, al aproximarse el final de su periplo intelectual y biográfico, Paz da a la imprenta un apretado ensayo sobre otro de sus temas predilectos: La llama doble. Amor y erotismo (1993). Si el erotismo es a la elemental pulsión, lo que la poesía al lenguaje; el autor halla, en el amor, el ovillo de Ariadna con que enfrentarse a los laberintos del yo. Del anhelo de posesión a la entrega, tal es el trayecto. Paradójicamente, en ese movimiento se revela la identidad más auténtica, al tiempo que se alcanza la más plena libertad.

*Artículo publicado previamente en OnCeu Cultura

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